Andorra emprendió un programa de reformas con el fin de incentivar la implantación de empresas de capital extranjero y la creación de un sistema tributario homologable con los estados miembro de la Comunidad Europea.
En un país dinámico como pocos, la fiscalidad andorrana ha debido ponerse a la altura de los demás países de la Comunidad Europea, implementando diversas medidas.
El IVA, denominado IGI en Andorra, es el más bajo de Europa. Su tipo general es del 4,5% pero se ve reducido a un escaso 1% para la sanidad, la educación, la cultura, los alimentos y los alquileres. España y Francia, los dos países que comparten fronteras con el Principado, tienen un IVA (TVA en el país galo) del 21% y 20% respectivamente.
El Principado también goza de un impuesto a los ingresos del 10%, mientras que en España el IRPF o impuesto sobre la Renta a las Personas Físicas se sitúa en el 52%.
El impuesto a las sociedades es también del 10% en Andorra, con bonificaciones de hasta el 80% cuando se trata de inversiones estratégicas. En España, este mismo impuesto, asciende hasta casi un 30%.
Otro de los puntos estratégicos de esta serie de medidas, reside en evitar que los ciudadanos andorranos y las empresas tributen por un mismo concepto en dos estados. Evitar la doble imposición es clave y acaba de ser agregado a esta serie de medidas, esta no doble imposición está pactada entre Francia, España, Portugal y otros países.
